miércoles, 2 de marzo de 2016

QUITO


Por su paisaje de singular belleza, y por tener le Centro Histórico más grande de América Latina (320 hectáreas de superficie, alrededor de 130 edificaciones monumentales y cinco mil inmuebles registrados en el inventario municipal de bienes patrimoniales), Quito fue declarada en 1978, la primera ciudad Patrimonio Cultural de la Humanidad. La ciudad colonial guarda en sus calles, plazas, templos, conventos y monumentos, las huellas de la conquista española. 

Desde el siglo XIII fue parte del Reino de Quito pasando posteriormente a ser parte de la capital norteña del dividido Imperio de los Incas. La ciudad es conocida como “Quito Luz de América”, por ser cuna del primer grito de Independencia Iberoamericana. Su casco colonial testimonia la cultura y la riqueza artística en iglesias y conventos, en cuyos interiores se conservan pinturas y esculturas de la Escuela Quiteña. En los siglos XVI y XVII, notables arquitectos de la colonia construyeron monumentos, templos y monasterios religiosos, así como mansiones formidables, que constituyen una joya urbana en el mundo. Es por estas razones que también a esta ciudad se la conoce como “Quito Carita de Dios”. 

Es la primera ciudad declarada, junto a Cracovia en Polonia, como Patrimonio Cultural de la Humanidad por la Unesco, el 8 de septiembre de 1978.11 En 2008, Quito fue nombrada sede de la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur), siendo así el centro de reuniones oficiales de los países de América del Sur.12 Quito ha sido evaluada dentro del concepto de ciudades mundiales o globales como una ciudad gamma. (según el estudio de GaWC.)

LOCALIZACIÓN
En la provincia de Pichincha. Sobre la hoya de Guayllabamba, en las laderas occidentales del estratovolcán activo Pichincha.
ZONA DE PLANIFICACIÓN
Zona 9
FECHA DE FUNDACIÓN
Fue fundada el 6 de diciembre de 1534.
FECHA DE INDEPENDENCIA
10 de agosto 1809
ALTURA
2800 msnm
NOMBRE SIGNIFICATIVO
Quito. "Qui" -de quitsa-, que quiere decir mitad y "To" o "Tu", cuyo significado es tierra.
TAMBIÉN CONOCIDA COMO
Carita de Dios, Mitad del Mundo, El Alma del Mundo, Luz de América.


Atractivos: 

Centro Histórico de Quito Es la zona colonial más extensa y mejor conservada de América, un impresionante rompecabezas arquitectónico de 320 hectáreas compuesto desde el siglo XVI hasta el XX por plazas de piedra volcánica, calles angostas, edificios republicanos, monasterios, conventos, museos, especierías e iglesias barrocas y góticas, que albergan la vida cotidiana de sus habitantes, quienes mantienen intactas algunas de sus costumbres hasta hoy en día. Y los sábados, al caer el sol, el Centro Histórico te espera con sus Noches Patrimoniales: recorridos guiados para que revivas leyendas o disfrutes de espectáculos de danza, teatro y música. 


Iglesia de Santa Barbara 

En la época de los Incas esta ruta comunicaba al Panecillo con la loma de San Juan o Yavirac, centros de adoración y observación del Dios Sol y la Diosa Luna, además de ser fuertes militares. 

A la llegada de los conquistadores españoles la Calle de las Siete Cruces se convirtió en una de las arterias más importantes de la ciudad, pero su antiguo uso era recordado por los indígenas, por lo que los españoles colocaron siete cruces a lo largo del camino, para que a cada paso los caminantes recordaran que ahora la ciudad estaba consagrada al Dios cristiano. Las iglesias que integran esta ruta son la de Santa Bárbara, que fue la primera en la que se colocó la cruz; la Concepción, la Catedral, el Sagrario, la Compañía, el Carmen Alto y la del Hospicio San Lázaro. 

A finales del siglo XIX las cruces fueron retiradas. En Santa Bárbara se colocó en su lugar una pila de bronce, donada por un vecino adinerado. Pero a finales del siglo XX, en homenaje a la tradición, el Fondo de Salvamento volvió a restituir las cruces, basándose en los modelos originales. La iglesia de Santa Bárbara fue construida por don Juan Pablo Sanz en el siglo XVI y en esta habitaron los jesuitas desde agosto de 1586 hasta enero de 1589. Es una iglesia moderna que conserva pocas antigüedades: unas telas y unas estatuas de varios santos. 

El pueblo quiteño deseaba tener entre sus gentes a los jesuitas, el cabildo eclesiástico accedió al pedido. Desde 1578 la Real Audiencia intermedió ante Felipe II con el propósito de solicitarle la cesión de la iglesia y casa parroquial de Santa Bárbara, éste aceptó con la condición de que si los jesuitas abandonaban las instalaciones para establecerse en otras, volverían al dominio del poder eclesiástico. La cesión del Cabildo a los jesuitas de la parroquia de Santa Bárbara tuvo lugar el 31 de julio de 1586. 

La edificación es de corte sencilla con planta de cruz al estilo griego y en la mitad soporta una cúpula esbelta hecha de armazón de fierro forrada en zinc por fuera, y por dentro lleva casetones de madera finamente decorados. El retablo del altar consagra a la Virgen del Quinche y al Corazón de Jesús, uno al calvario, otro a San Antonio y otros dos a San José y a San Judas Tadeo. 

Dentro de las pocas obras de arte se encuentra la pintura de la Virgen de la Espiga y un busto de San Francisco de Borja esculpido en madera al lado de una lápida ubicada en el primer peldaño de la entrada a la casa parroquial, la cual tiene grabado una dedicatoria en latín al mencionado santo con fecha de 1942. 


Iglesia de La Concepción 


El Gobernador de la Audiencia, licenciado García de Valverde, retomó la idea de Yáñez e inició una campaña para recaudar fondos en el vecindario y en el Cabildo de Quito. La recolecta y los tres mil pesos que legó el clérigo fueron suficientes para iniciar la fundación. 

Igualmente el obispo fray Pedro de la Peña hizo gestión ante la Audiencia para la fundación y consiguió que los regidores marcaran el sitio donde debía erigirse la edificación y la autorización para utilizar el dinero de un vecino de la ciudad fallecido llamado Pedro de Arroba. 

La Audiencia resolvió poner el convento bajo la dirección y capellanía de los religiosos franciscanos en resolución al Provincial de San Francisco, fray Antonio Jurado quien tomó posesión de los predios de Alonso de Paz el 12 de octubre de 1575 y se dispuso a colocar una campana y una cruz en un altar preparado para ofrecer una misa. 

No obstante la fundación se interrumpió y continuó hasta el 13 de enero de 1577 porque el obispo de la Peña se encontraba ausente y esto impidió el trámite de la licencia del Ordinario, requisito canónico. Esta razón llevó al Cabildo Eclesiástico a impugnar la fundación del convento. Además se presentó un disgusto entre el Obispo y la Audiencia pues ésta ordenó a los indios a trabajar en las minas de oro sin derecho a descansar en los feriados con el propósito de amortiguar el gasto de los vecinos mayores en la construcción de la edificación. 

Se les reconoce con distinción en la fundación del convento a nueve religiosas (doña María de Taboada, doña Catalina Rodríguez, doña Francisca Xaramillo, doña María de Torres, doña Aldonza de Castañeda, doña Lucía Xaramillo y doña María Rodríguez, las otras como no tenían edad, fueron profesando a medida que iban cumpliendo la requerida) que inicialmente vivieron en condiciones precarias, por lo que en sesión del Cabildo del 14 de mayo de 1576 se decidió escribir al virrey don Francisco de Toledo con el fin de que asignase un presupuesto para el sustento de las religiosas. Pero nuevamente el infortunio acompañó a las religiosas debido al incremento del personal que ascendía aproximadamente a cien en 1586. 

Hoy en día las monjas venden productos fabricados por ellas como el champú de sábila. Igualmente se caracterizan por fabricar ropa para los Niños Dios en épocas de navidad. 

Por otro lado la riqueza arquitectónica del templo y sus tesoros artísticos se perdieron en un incendio que ocasionó graves daños. Actualmente la Alcaldía del Distrito de Quito ha entregado, a través del FONSAL (Fondo de Salvamento del Patrimonio Cultural de Quito) la obra de rehabilitación, tanto del monasterio como de la iglesia de la Concepción. Esta se ha encargado de restaurar sus obras de arte como: las esculturas, pinturas de caballete, murales y elementos arquitectónicos importantes que dan vida al monumental. 

Plaza de la Independencia

También conocida como la Plaza Grande es una plaza histórica de la ciudad de Quito, ubicada en el corazón del casco antiguo de la ciudad. Se trata de la plaza mayor de la urbe y símbolo del poder ejecutivo de la nación. Su característica principal es el monumento dedicado a los próceres de la independencia del 10 de agosto de 1809, fecha recordada como el Primer Grito de Independencia Hispanoamericana. El entorno de la plaza se encuentra flanqueado por el Palacio de Carondelet, la Catedral Metropolitana, el Palacio arzobispal, el Palacio Municipal y el Hotel Plaza Grande. 

Inicialmente se trataba solo de una explanada de tierra apisonada en la que se colocó una fuente de agua para aprovisionar del líquido vital a los vecinos. Al ser de mayor tamaño que la plaza provisional, y los terrenos del rededor estar todavía desocupados, algunas instituciones decidieron colocarse en sus flancos. Es así como la iglesia católica adquirió terrenos en los lados norte y sur, donde construiría el templo principal de la ciudad (Catedral Primada) y la sede de la arquidiócesis (Palacio arzobispal). Uno de los fundadores de la ciudad, el capitán Juan Días de Hidalgo, se reservó para si un terreno en la esquina de la plaza, junto al Palacio arzobispal, en donde construyó su residencia la única construcción privada que perdura hasta la actualidad, que más tarde sería llamada Palacio Hidalgo. Otras familias, también de fundadores de la villa, ocuparon el extremo occidental, pero después del terremoto de 1627, fueron derrocadas por los daños severos que se produjeron en las estructuras, y en su lugar se construyó el Palacio de la Real Audiencia, actualmente conocido como Palacio de Carondelet. 

Finalmente, en el lado oriental se construyó el edificio del cabildo de la naciente ciudad, construcción que también fue derrumbada en la década de 1970 para construir el edificio conocido como Palacio Municipal; que si bien cumple las mismas funciones que la original, es una edificación de corte moderno. 

Monumento a la Independencia Es una escultura ubicada en la ciudad de Quito D.M. que se encuentra emplazada en el centro de la Plaza Grande, como su elemento más importante. Fue inaugurado en 1906 para conmemorar el llamado Primer grito de independencia hispanoamericana por el entonces presidente, Gral. Eloy Alfaro Delgado. Constituye uno de los íconos más importantes del Centro Histórico de la ciudad y del país; además de un importante sitio de concentración política por encontrarse frente al Palacio de Carondelet, sede del gobierno ecuatoriano. Quito fue la primera ciudad latinoamericana en declarar su desobediencia al poder español que se había instaurado en Latinoamérica, instaurando su propia junta de gobierno autónoma. Este hecho se produjo el 10 de agosto de 1809, fecha en la que varios hombres de la clase más pudiente se tomaron el Palacio Real y depusieron al conde Ruíz de Castilla de sus funciones como Presidente de la Real Audiencia de Quito. Acto seguido fue convocado una Junta de Gobierno con cabeza en Juan Pío Montúfar, marqués de Selva Alegre, y conformado por varios diputados representando a varios sectores de la ciudad. Mientras sucedían estos hechos en América, en España se dio la invasión napoleónica. Se dice que los patriotas escogieron esa fecha por el asalto del 10 de agosto de 1792 al Palacio de las Tullerías por parte del pueblo de París en el marco de la Revolución francesa, en la que muchos de ellos se inspiraban. Muchos otros aspectos posteriores, como la designación de los diputados y las ideas republicanas que se consolidaron en Quito hasta 1812 muestran claramente el afán de emular a los revolucionarios franceses. Las autoridades coloniales cercanas a Quito, desde el primer momento, consideraron que la Junta Soberana era una sublevación independentista y se apresuraron a reprimirla a sangre y fuego. A ningún funcionario español de la época convencieron las declaraciones de fidelidad al rey Fernando VII. Al mismo tiempo, solo las ciudades más cercanas, como Ibarra, Ambato y Riobamba, se sumaron al movimiento quiteño, mientras que Guayaquil se mantuvo leal al rey y sus autoridades pidieron al virrey del Perú el bloqueo de la costa ecuatoriana para asfixiar a Quito. Desde Bogotá y Lima, los virreyes españoles despacharon con suma urgencia tropas para sofocar a la Junta Soberana. 

Tras cinco años, y ya habiéndose acumulado un fondo importante, el llamado Comité 10 de Agosto que se había formado para encargarse de concretar la construcción del monumento, resolvió buscar en Europa a los artistas más idóneos para darle forma, pues se consideraba que para entonces en Ecuador no se podía realizar una obra escultórica de esa magnitud. Así, por medio del Cónsul de Ecuador en París se contactó a los mejores estatuarios. 

Se logró interesar a quince afamados escultores, entre ellos a Frederic A. Bartholdi, el autor de la Estatua de la Libertad de Nueva York. Los quince autores presentaron bocetos y la propuesta de realizarlo en un plazo de entre un año y medio y tres años, y por un costo de entre 102 mil y 315 mil francos. Sin embargo, otra propuesta que se presentó en paralelo, la del quiteño Francisco Durini Cáceres, a nombre de la compañía L. Durini & Hijo, y en la que se incluía el trabajo de artistas italianos y el apego a la idea original de Minghetti, es la que convencería más y lograría el contrato que se firmó en 1904. 

Un proceso de propuestas, contrapropuestas y aprobaciones empezó a desarrollarse por medio de cartas y fotografías entre Quito y varias ciudades italianas donde se encontraban varios de los artistas involucrados. Las piezas se modelaban en yeso y tras sus aprobaciones se los fundía en bronce. Su transportación a Quito se hizo desde el puerto de Génova a través de la ruta de Magallanes, y tras varios trasbordos llegaron a Guayaquil y luego a Quito, con trasbordos que incluyeron el transporte en tren y el lomo de animales de carga, dentro del plazo que vencía el 20 de junio de 1906. 

No obstante, el proceso de montaje en la plaza no estuvo exento de contratiempos; piezas faltantes, otras que no encajaban y otros problemas que debieron ser solventados sobre la marcha. De todas formas, en medio del estrés general y del acercamiento de la fecha de inauguración, el 10 de agosto de 1906 se pintan las casas de la plaza y se arreglan los jardines y las calles aledañas para presentar oficialmente el monumento al pueblo ecuatoriano. 

Palacio de Carondelet 

Se encuentra situado en el flanco occidental de la Plaza de la Independencia, en las calles: García Moreno, Espejo y Chile. Este edificio fue construido entre el siglo XVII e inicios del siglo XIX por el "Presidente de la Real Audiencia de Quito", Barón Luís Héctor de Carondelet. 

Fue inaugurado a comienzos del siglo XIX por el Barón de Carondelet, presidente de la entonces Real Audiencia de Quito. La fachada del Palacio exhibe en su costado sur una placa recordatoria en honor al presidente Gabriel García Moreno, quien murió asesinado en ese mismo lugar en el año de 1875 

Primera Planta: Esta sección es ocupada en servicios del Palacio Presidencial. 

Segunda Planta: La planta alta cuenta con una terraza con reja de hierro forjado y a los lados de esta se desarrollan dos cuerpos de edificación que rematan con tímpanos y ósculos. Esta planta es ocupada por despachos administrativos, y salones. 

Tercera Planta: Está ubicada en la parte posterior y es ocupada por la familia presidencial. 

Terraza: Al centro de esta terraza se remarca la presencia de la crujía que separa los dos claustros con un frontón de formas curvilíneas con ósculo central que ocupan la esfera del reloj y se remata con un asta en la que flamea el Tricolor Nacional. 

Planta Inferior: En la parte inferior del Palacio de Carondelet existen ambientes ocupadas por tiendas o covachas a las que se accede directamente por la calle García Moreno, también conocida como calle de las siete cruces. 

Salón Amarillo: En el interior del Palacio de Gobierno, está el Salón Amarillo, en el cual existe una galería de cuadro de los Presidentes Constitucionales del Ecuador. 

El palacio presidencial es de estilo neoclásico y se conserva a pesar de intervenciones y modificaciones. A su alrededor se encuentran edificaciones monumentales de primer orden, construidas en diferentes épocas y estilos, pero se integran y se complementan, esta edificación tiene un valor simbólico no sólo por la connotación histórica de los hechos sucedidos en su interior, sino también por la presencia física, pues ocupa todo el largo de uno de los lados de la Plaza Grande y por sus características formales neoclásicas. 

Posiblemente en este lugar estuvieron ubicadas edificaciones de las autoridades Incas, pues existen en los muros de las covachas, piedras poliangulares reutilizadas de edificaciones Incas. 

Palacio Arzobispal 

Durante varios años después de la fundación de la ciudad, los párrocos de Quito vivieron en diferentes casas de los alrededores de la Catedral. Fue solo hasta que se erigió el Obispado de Quito en 1546, que se autorizó la compra del solar asignado al conquistador Núñez de Bonilla y sus herederos en el flanco nororiental de la Plaza Mayor, que se estableció el Palacio del Obispo de Quito en la esquina en la que se encuentra hasta el día de hoy. 

La construcción original se modificó en 1.775 con la llegada del arquitecto español Antonio García, que colaboró también en la construcción del Palacio de Carondelet, y fue quien introdujo las características formas neoclásicas europeas con resaltos laterales de remates triangulares, con sobre-relieves de las armas del Vaticano en la izquierda y el Arzobispado de Quito en la derecha. 

Las modificaciones de García subsistieron hasta el siglo XX, donde se ejecutó una restauración que alteró los elementos originales, en especial al interior del Palacio.4 3 Esta segunda modificación se realizó en 1978, pues el Arzobispo consideraba que el edificio se había vuelto peligroso debido a la antigüedad de los materiales con los que había sido construido, pero solo se trató de un reforzamiento de la estructura y adecuaciones eléctricas y sanitarias 

En la parte baja destaca un portal de arquería cubierto que sirve de espacio de comunicación entre el palacio y la plaza, además de como un corredor exterior y cubierto con las otras edificaciones vecinas por el occidente. Se accede por un zaguán hasta un gran patio de piedra, con una fuente de piedra tallada en el 

centro. Cuatro crujías de dos pisos rodean el patio, ubicándose la grada y la Capilla Arzobispal (de acceso restringido) en el lado occidental. 

El palacio presenta formas neoclásicas, expresadas en los arcos y galerías del interior y en la columnata del gran balcón ubicado en la planta alta de la fachada, sobre el portal que remata en entablamento. En los dos extremos de la fachada existen dos cuerpos macizos con ventanas ortogonales en la planta alta y arco hacia el portal en la planta baja, se rematan con dos coronamientos triangulares y tallas de las armas del Vaticano (der) y la Arquidiócesis de Quito (izq). Entre estos resaltos se dispuso una galería exterior a modo de balcón cubierto, con columnata doble de fustes cilíndricos y capiteles jónicos. 

Despacho del Arzobispo 

Está ubicado en el centro de la crujía occidental del segundo piso, y se accede a él por la grada principal del palacio. La entrada a las oficinas del Arzobispado, así como a las contiguas del Obispado, es permitido a todo el público. 

Capilla Arzobispal 

De acceso restringido, la Capilla Arzobispal guarda tesoros de la escuela quiteña de arte que datan del siglo XVI al XIX. Está ubicada también en la crujía occidental, y a ella solo pueden ingresar autoridades de comercio, litúrgico y eclesiásticas, pues constituye la sede administrativa del Gobierno del Clero Secular. 

Biblioteca Arzobispal de Quito 

Este Archivo se remonta a 1545, fecha de erección del Obispado de Quito, y contiene información histórica valiosa, distribuida en 15 Secciones: Gobierno Eclesiástico, Órdenes Sagradas, Colegios Seminarios Menor y Mayor, Concurso para Beneficios, Religiosos Doctrineros, Cofradías, Matrimoniales, Obras Pías, Capellanías, Juicios Civiles, Parroquias, Inventario de Parroquias, Varios, Colección González Suárez, y Publicaciones Periódicas (periódicos, revistas, boletines y folletos). 

La Catedral Primada de Quito 

La construcción del cuerpo principal data de los años 1560 y 1567, a mediados del Siglo XVI. “La traza de la villa” asignó a la iglesia el solar que limitaba al norte por la Plaza Mayor y al sur por la quebrada que baja del Pichincha, sucesivamente, llamada “Quincuhuayco”, “Sanguña” y del “Tejar”. 

Allí los religiosos Juan Rodríguez y Francisco Jiménez, cofundadores de Quito y primeros curas, construyeron una capilla de adobe y techo de paja. En una placa, colocada en la fachada, cerca al ingreso lateral, en el pretil, calle Espejo, se da cuenta del hecho. 

La Catedral actual fue concluida en 1567 y consagrada en 1572. “Se trata de la edificación de mayor jerarquía eclesiástica en Quito y mantiene hasta hoy sus funciones originales”. El domo, que da hacia la plaza, data de inicios del siglo XIX. Los arcos son de estilo gótico. El techo y retablo del altar mayor tienen adornos mudéjares y barrocos, tallados en madera. El coro es una muestra de inspiración de lo neoclásico. El ingreso principal está ubicado en la calle García Moreno. 

La edificación se reconstruyó en 1660, luego de la erupción del Pichincha, y en 1755 y 1868 por los terremotos de esos años. En 1992 se realizaron trabajos en la estructura y en las cubiertas. En 1997 y 1999, respectivamente, se hicieron reparaciones en el atrio y pretil.  
El atrio ocupa una cuadra en la calle Espejo. En su fachada están colocadas algunas placas. En una se menciona a Quito como Descubridora del Río Amazonas. En cinco, constan los nombres de los fundadores de la ciudad. En otra se lee, Quito Patrimonio de la Humanidad. En una pequeña se informa: Catedral, siglo XVI, Erigida como Iglesia Mayor (1545-1572); reformada en los siglos XVII-XVIII y XX. 

En el interior del templo, se ora y a la vez se hacen visitas turísticas. En las paredes interiores se observan pinturas en lienzos, imágenes religiosas talladas y murales. 

En el santuario se destacan tres naves, en sentido occidente-oriente, y una transversal en la parte posterior del altar mayor. La nave central tiene un artesonado en madera de cedro con influencia mudéjar. En las denominadas enjutas o espacios triangulares, entre las puntas de los arcos, se observan doce frescos del siglo XVIII, pintados por Bernardo Rodríguez y Manuel de Samaniego. 

Causa admiración el de La Última Cena, ya que Jesús tiene en su mano una “humita”, mas no el clásico pan, además chicha pero no “vino”. 

Los visitantes ingresan a las diferentes capillas según su orden: De las Almas, El Calvario, La Negación de Pedro, San Pedro Primer Papa de la Iglesia, La Divina Parentela o Sagrada Familia y al mausoleo dedicado a la Memoria del Mariscal Antonio José de Sucre. En este lugar, Luis Mideros, en pinturas murales, resalta los hechos históricos del Héroe de Pichincha. El retablo mayor, tallado en madera y cubierto con pan de oro, corresponde a Manuel Chili Caspicara. La Coronación de la Virgen, pintura en lienzo, de Manuel de Samaniego, está ubicado en el centro del retablo. 

En el museo de la Catedral se conserva una valiosísima colección de pinturas y esculturas, en cuyas obras los maestros de la Escuela Quiteña imprimieron sus características en cuanto al tallado y pintura. Entre ellas se destaca, la obra maestra del expresionismo conocida como El descendimiento de Cristo, y otras esculturas de Caspicara. Las pinturas en lienzos corresponden a la autoría de los afamados maestros Manuel Samaniego y Bernardo Rodríguez. 

El Sagrario 

En este templo se organizó la Cofradía del Santísimo, razón por la cual comenzó a llamarse a la primera parroquia establecida en Quito con el nombre de El Sagrario. 

La construcción del templo fue iniciada por el hermano Antonio Rodríguez y los trabajos duraron por un lapso de más de 23 años a finales del siglo XVll e inicios del XVll. 

Ubicada junto a la Catedral, ocupa el lugar donde en la época prehispánica existió una gran quebrada que los españoles llamaron de la Cava, la cual sirvió para construir la cimentación de la iglesia de Sagrario, con arcos y bóvedas que en el lado sur tienen una profundidad de catorce metros y en el lado norte de tres metros siguiendo el declive de la quebrada. 

Quebrada y estructura fueron rellenadas hasta el nivel de la calle que se llamó de las Siete Cruces, hoy García Moreno y sobre esta cimentación se construyeron los grandes muros que dieron a la iglesia la forma basilical de tres naves, cubiertas en su parte central con bóveda de cañón corrido, las laterales con cupulines y en el transepto una gran cúpula que cubre el presbiterio y el altar, sobre los arcos torales, dado y tambor. Conteniendo en su interior las figuras en pintura mural de los arcángeles bíblicos. 

El atrio, retirado de la calle, tiene en su piso piedras incas reutilizadas. Su frontispicio de piedra fue construido en base a órdenes clásicos utilizados en el renacimiento europeo, las bóvedas que se encuentran en su interior del relleno que la quebrada fueron construidas en piedras y ladrillos al igual que los pilares, muros, bóvedas y cúpulas de la iglesia, toda la superficie de la cubierta es de tejuelo esmaltado. 

Los pisos que fueron originalmente de ladrillo pastelero han sido reemplazados por tablones de madera de chanul. 

Bautisterio que fue construido fuera del cuerpo de la iglesia hacia el atrio colindando con la iglesia de La Catedral, hacia el frontispicio existen el coro alto y debajo de este la famosa mampara que fue tallada bajo el cuidado de Don Gabriel Escorza y Escalante desde el 23 de abril de 1699 hasta el 2 de Junio 

de 1706 y dorada por Bernardo de Legarda, existen además varios retablos barrocos cubiertos de pan de oro. 

Centro Cultural Metropolitano 

La amplia dimensión cultural y social que tiene el Centro Cultural Metropolitano lo convierte en un instrumento básico para la democratización de la cultura, jugando un papel de primer orden en la conciencia y la proyección de la identidad y en el fomento de la creación cultural contemporánea y su colectivización. 

El Centro Cultural Metropolitano es una institución de servicio cultural con un amplio contenido histórico. Creado bajo criterios contemporáneos que persigue, mediante una potencialización y optimización de recursos, convertirse en un modelo de gestión cultural, cualificando y diversificando los servicios culturales que oferta para de esta manera contribuir a un mejor conocimiento y valoración de nuestro patrimonio, identidad y manifestaciones culturales contemporáneas. 

La edificación colonial nació en el siglo XVII, se levantó junto con la famosa Iglesia de La Compañía de Jesús y fue una dependencia más de la orden jesuita, la que erigieron para seminario y más tarde para crear la Universidad San Gregorio Magno. 

Esta edificación tuvo un sentido educativo desde su creación. La Orden Jesuita fundó la Universidad San Luís en estas instalaciones, luego se fusionó con la Universidad de Santo Domingo en el siglo XVIII y así nació la Universidad Santo Tomás de Aquino. Para el siguiente siglo, ya establecida la República, ésta última se transformó en la Universidad de Quito y finalmente en el siglo XIX se convirtió en la Universidad Central del Ecuador. 

El complejo arquitectónico inicialmente construido por los jesuitas fue cambiando en el transcurso del tiempo y sus espacios fueron usados para diferentes propósitos. Además de siempre contar con una gran biblioteca. El edificio albergó cuarteles militares , conventos, boticas, colegios, fábrica de tabacos, presidios, cafés, también ciertos espacios funcionaron como Casa de La Moneda, Imprenta Nacional, Museo Nacional y como sala de reunión para el Congreso Nacional. 

En este lugar se educaron y enseñaron varios personajes importantes en la historia y política de la región. Tenemos al científico Charles La Condamine quien usó los laboratorios de la Universidad San Gregorio para su investigación en conjunto con la Misión Geodésica Francesa. Sobre todos, el ilustre Eugenio Espejo, pensador quiteño de ideas libertarias y progresistas, cultivó y difundió su pensamiento en este edificio. Él fue el encargado de la Biblioteca Pública donde editó el primer periódico de la Real Audiencia de Quito: “Primicias de la 

Cultura de Quito”. Lamentablemente, por su fuerte actividad política, Espejo terminó sus días encarcelado en uno de los cuarteles vecinos a la misma biblioteca donde trabajaba. 

La Universidad Central del Ecuador funcionó en estas inmediaciones hasta 1967, año en el que se mudaron a la actual ciudadela. El resto del edificio lo usó el Municipio para algunas de sus oficinas; excepto la biblioteca la cual hasta ahora funciona. El cabildo trabajó aquí hasta 1997 cuando comenzó una restauración integral del edificio. Finalizó en el 2000, año en el cual el edificio se convirtió en el actual Centro Cultural Metropolitano, entidad dedicada por entero a la gestión cultural. 

Biblioteca Municipal 

En la actualidad, el Centro Cultural Metropolitano se encuentra junto a la biblioteca municipal, la cual es poseedora de una amplia colección, en especial de libros antiguos que datan de la época colonial en adelante, además ofrece acceso vía Internet a la red municipal de bibliotecas para cualquier tipo de consulta. 

Museo Alberto Mena Caamaño 

El museo es parte del Centro Cultural Metropolitano que a través de figuras de cera se recrean importantes episodios de la historia quiteña. Aquí se recrea lo sucedido el 2 de agosto de 1810. Según la historia un grupo de patriotas quería liberar a sus compañeros detenidos en el Cuartel de la Real Audiencia, desde la fallida revuelta de agosto de 1809 

El 2 de agosto de 1810 fue la fecha señalada por los rebeldes para dar el golpe. Unos sometieron a los guardias, otros soltaron a los presos, pero el plan falló y la represión de la soldadesca fue brutal, hubo trescientos muertos en esa jornada heroica y trágica, los soldados realistas arremetieron contra todo el que se les cruzaba. 

Figuras de cera realizadas en 1970 por un artista francés reviven el momento dramático. Muestra como con actitud estoica el prócer Quiroga espera la muerte sin inmutarse, mientras su verdugo sostiene en la mano la espada con la que está listo para dar el corte fatal, entre lágrimas y avemarías las hijas del patriota, de rodillas ante el soldado imploran por la vida de su progenitor. 

La reproducción de la matanza es la mayor atracción del museo Alberto Mena Caamaño, faro de cultura que se levanta en el edificio que durante la época colonial fue la Universidad San Gregorio Magno gobernada por los Jesuitas. Escenas de vivo realismo reproducen el ambiente quiteño en una época agitada en que las ideas nuevas originaron deseos de emancipación. 

La Iglesia Compañía de Jesús 

Es una de las iglesias más bellas y perfectas de Latinoamérica; cumbre del barroco ecuatoriano siendo la mayor joya del centro de Quito Patrimonio Cultural de la Humanidad y síntesis de la fe y cultura en Ecuador. 

El 24 de septiembre de 1540 la orden Jesuita fue aprobada como institución religiosa por el Papa Paulo III, su fundador fue el San Ignacio de Loyola, quien nació en 1491 y murió en 1556, en la ciudad de Roma. 

Fueron enviados a América por el tercer general de los jesuitas San Francisco de Borja para frenar la Reforma iniciada por Lutero quien estaba en contra de la Santa Inquisición y el cobro de las indulgencias para el perdón de los pecados, los jesuitas tenían como misión buscar exaltar la gloria de Dios y el propósito de construir templos, colegios y un monasterio fue para cumplir con el carisma de la comunidad: evangelizar, educar y misionar en la Real Audiencia de Quito. 

Es así como el 19 de julio de 1586 llegan los Jesuitas a Quito entre el primer grupo de sacerdotes se encontraban tres padres jesuitas Juan de Hinojosa, Diego González Holguín y Baltasar Piñas y un hermano coadjutor Juan de Santiago. 

Se establecieron primero en el Hospital de la Santa Misericordia de Nuestro Señor Jesucristo, posteriormente el 31 de julio del mismo año, se establecen en la parroquia de Santa Bárbara, su posesión definitiva es cuando constituyen la manzana jesuita que comprendían las calles Espejo, Sucre, García Moreno y Benalcázar, así inician la construcción de la primera iglesia de la orden en honor a San Jerónimo cuyos materiales utilizados para su construcción fueron bareque, paja y adobe; la misma que se encontraba frente a la actual. 

Los planos para la creación de la iglesia fueron traídos por Nicolás Duran Mastrilli y se los atribuye a Doménico Zampieri desde Roma. 

Se comenzó a construir entre 1605 y 1606, en el año de 1636 llegó a la ciudad el hermano Marcos Guerra, quien rellena las quebradas que cruzaban la iglesia con la técnica de los arcos de medio punto también fue quien participó activamente en la construcción de la iglesia corrigió lo que se había hecho y dio el trazo definitivo creando en 1637, los trabajos de construcción de la bóveda de cañón corrido, y también en la construcción de los cupulines ubicadas en las naves laterales y en la cúpula mayor de crucero terminándoles en 1650. En el año de 1689 se levanta la cúpula ochavada del presbiterio. 

Cabe resaltar que la construcción de la iglesia fue realizada por mano de obra de indígenas voluntarios, cofradías, gente rica que donaba dinero con lo cual se financió el pan de oro colocado, el mismo que tiene 120 libras de oro en toda la iglesia. 

La obra de la torre fue a la par con la iglesia y estaba terminada para el año de 1651 había en ella ocho campanas y un reloj era considerada como la más alta de Quito tenía 45 metros de altura luego del terremoto de 1859 que la dejo destruida. 

La fachada de la iglesia comenzó a labrarse en 1722 por Leonardo Deubler hasta 1725 y retoma en 1760 Venancio Gandolfi y se terminaría en 1765 construida en su totalidad con piedra gris de origen volcánico. 

Museo Numismático 

Este era el único museo en el país donde esté contextualizaba la historia monetaria a partir de la Colonia hasta el presente. El Museo Numismático está integrado por cuatro salas: 

Sala Introductoria: donde se exhibe el sistema del trueque hasta el nacimiento de la moneda. Esta sala incluye también una muestra de las rutas del comercio en América, así como los objetos y materiales que se usaron para el intercambio, como hojas de coca, hachas monedas y la famosa concha Spondylus. 

La Sala de la Colonia: que muestra el desarrollo de la moneda desde la macuquina, moneda acuñada a mano, hasta las columnarias, o monedas perfectamente redondas y acordonadas, con el busto del gobernante de España. 

La Sala de la República: con las primeras monedas no alusivas al soberano español, la historia de la Casa de Moneda de Quito, creada en 1830, hasta la creación del Banco Central. 

La sala Banco Central: que dio lugar a la unificación de la moneda, y donde pueden encontrarse los billetes de 5, 10, 20, 50, 100, 500 y 1 000 sucres, e incluso los centavos de sucre. 

El actual museo ocupa un lugar en el antiguo edificio del Banco Central del Ecuador, en la esquina de las calles García Moreno y Sucre, donde también funcionan la musicoteca y la biblioteca del Banco. 

El Banco Central del Ecuador creó el Museo Numismático, a través de su Dirección Cultural, como un espacio necesario para el registro de la larga historia del sistema monetario en el país, desde la antigüedad hasta las monedas de centavos de dólar emitidas en el país. 

Desde 1994, la Dirección Cultural del Banco Central tomó la decisión de utilizar su fondo numismático, cuyas 13.000 piezas numismáticas, notafílicas y filatélicas han sido adquiridas de varias colecciones. Así, el guion museológico, realizado a partir de selección de piezas y de la búsqueda en fuentes y documentos históricos sobre la moneda y billete ecuatorianos, fue elaborado durante cuatro años de indagación. Al mismo tiempo, fue preparado el diseño y organización del montaje del museo. Este nuevo espacio del Banco Central, que se une a la Musicoteca, Biblioteca y a la Biblioteca para No Videntes en el antiguo edificio de la García Moreno y Sucre, ha sido creado como un lugar para que la ciudadanía pueda conocer la historia de la moneda de manera pedagógica. 

Las colecciones de monedas que se exhiben en las bóvedas subterráneas, convenientemente adecuadas sin duda, de esa (bien restaurada) construcción, a donde hace años se llevaba a ciertos visitantes especiales para deslumbrarles con las montañas de billetes que se guardaban ahí, junto a los lingotes de oro y a las monedas antiguas. Ahí estaba también la pequeña prensa que servía para estampar las firmas que avalaban oficialmente los billetes procedentes de algunas casas impresoras europeas. Después, todo eso pasó al nuevo edificio del Banco, frente a la Alameda, y de ahí un hábil funcionario, conocido por su adicción al juego y encargado sin embargo de la colección, hizo desaparecer, en los años noventa, algunas de las mejores piezas, sustituyéndolas por falsificaciones, y desapareció. El juicio sigue, claro, aunque nadie sabe en qué estado se halla. 

Casa María Augusta Urrutia 

Es uno de los espacios más significativos de la casa de la Sra. María Augusta Urrutia. Varias publicaciones sobre el Centro Histórico de Quito han recurrido a fotografiar este patio para mostrar la belleza de la arquitectura civil de la Época de la República en la ciudad e inclusive ganó el premio Municipal al Ornato en 1978. Hasta los años cuarenta un enorme árbol de magnolio estaba en el centro del patio, que fue retirado debido a que restaba luz a los corredores superiores. En lugar de éste se colocó la pileta realizada por un importante escultor ibarreño: Luis Mideros, y cuya parte superior está esculpida en una sola piedra. Una de las señas particulares de la casa siempre ha sido la presencia abundante de plantas ornamentales y enredaderas. Además de las flores, el patio está adornado por jaulas con canarios, que acompañan con su canto la armonía de este espacio. 

María Augusta Urrutia nació en 1901 y falleció en 1987, descendiente de hacendados y del aristócrata Juan Pío Montúfar. A los tres años quedó huérfana y entonces heredó varias haciendas, tanto en Quito como en Machachi. A sus 20 años contrajo matrimonio y entonces recibió la Casa 760 como regalo de bodas por parte de la familia de su esposo. Debido a que su pareja falleció en 1931 y nunca tuvieron hijos, Urrutia emprendió una vida dedicada a la beneficencia. 

En la Casa 760 empezó a recibir a varios niños de la calle haciendo de esta pequeña mansión un comedor y centro de juegos. Para expandir su labor solidaria decidió en 1939 crear la Fundación Mariana de Jesús la misma que actualmente administra el museo. 

Con la creación de esta fundación, y la vinculación que Urrutia siempre llevó con la Compañía de Jesús, cedió sus haciendas para obras benéficas y religiosas. Así. La hacienda de Solanda se destinó al Banco Ecuatoriano de la Vivienda para la construcción de casas para los desposeídos, la Hacienda de la Gasca sirvió para la edificación del Seminario Mayor, la Hacienda Rumipamba se usó para que los jesuitas construyeran el Colegio San Gabriel y en su límite inferior se creó el parque La Carolina. 

En Machachi, las haciendas fueron a manos de jesuitas. La gran parte de los réditos de las haciendas de María Augusta Urrutia se destinaron a la obra de la Fundación, además que ella fue el mecenas del pintor ibarreño Víctor Mideros. 

Así, la actual Casa 760 fue restaurada y ahora expone a la casa tal y como María Augusta solía tenerla a principios del siglo XX. Muestra una gran colección de artículos domésticos “modernos” para la época, piezas decorativas de finales del siglo XIX, muebles de estilo europeo y piezas de arte que demuestran los refinados gustos que poseía la dama quiteña.  

Arco de la Reina 

Desde 1726, dos arcos volados de cal, que se levantan en la esquina de las actuales calles García Moreno y Rocafuerte, fueron bautizados por los quiteños como el Arco de la Reina. El arco se extiende desde el filo oriental del convento del Carmen Antiguo hacia la fachada occidental de una antigua capilla construida en el Hospital San Juan de Dios. Junto a la puerta de entrada de la capilla había una imagen de Nuestra Señora de los Ángeles. Según la reseña del cronista Rodríguez Docampo, la devoción de los quiteños creció a medida que los colores de la imagen adquirían vivacidad con el paso del tiempo. Poco después, la imagen fue trasladada al lienzo. 

Carmen Alto y Casa de Mariana de Jesús. 

Este templo, construido en 1653, es una obra maestra repleta de detalles exquisitos y tallados meticulosos. Los tallados principales del altar, el púlpito y otras imágenes fueron obra del artista español Diego de Robles. 

El claustro del Carmen Alto, que fue entregado en 1661 a la Orden Carmelita, no puede albergar a más de 21 monjas residentes. Según la historia, estos monasterios sólo recibían a la crema de la nobleza. 

Actualmente, se puede comprar miel, el vino, las hierbas, los productos y las medicinas naturales por una puerta giratoria. Podrá visitar ahí la casa donde vivió Santa Mariana de Jesús, los secretos escondidos en sus paredes, pequeños jardines, la cruz en que ella se crucificó para la salvación de la ciudad y la vida del Carmelitas, su rutina diaria, creencias y oraciones. 

Es un espacio de encuentro para el público la cual ofrece múltiples alternativas de entretenimiento educativo apoyando las iniciativas culturales de la comunidad y las organizaciones sociales, se encuentra ligado completamente a Mariana de Jesús. 

Ambos espacios museo y convento se fundaron en la vivienda donde la santa quiteña habito. 

Mariana de Jesús deseaba que su lugar se convirtiera en un convento de carmelitas descalzas lo cual ocurrió en 1653. Es por eso que los familiares de la Santa donaron la casa donde nació, creció y murió, para la vivienda de las madres. Con el tiempo las madres adquirieron la casa haciéndole ampliaciones para poder realizar el monasterio adquiriendo propiedades aledañas para realizar la iglesia que se encuentra al lado del museo, se podrá apreciar un taller de costura y bordado, el espacio de recreación, la celda, una hermosa capilla, el conjunto escultórico del Belén Carmelita, también tenemos la sala de los apóstoles, la sala de la vida de la virgen María y el conjunto escultórico de la dormición o tránsito de la virgen. Otros lugares son el espacio interactivo y la sala de exposiciones temporales. 

De igual manera existe el coro alto, la antigua habitación de Mariana de Jesús, y también el antecoro, la sala capitular y una biblioteca. 

Museo de la Ciudad 

Se encuentra en la intersección de las calles García Moreno y Vicente Rocafuerte. Esta casona, ubicada en ese rincón típico llamado Arco de la Reina, cumple el cometido para la que fue renovada: ser la memoria viva de la ciudad. 

El 9 de marzo de 1565 se levantó el hospital de la Santa Misericordia de Nuestro Señor Jesucristo. En el siglo XVII, este hospital se convirtió en el de San Juan de Dios que atendió al público hasta 1974 y hoy en día es el Museo de la Ciudad. En el siglo XVI, dos culturas que se chocan y se funden. Yelmos y mapas hablan de las expediciones que desde Quito salieron buscando El Dorado. 

El Museo de la Ciudad tiene su sede en el corazón del Centro Histórico de Quito, en el edificio civil más antiguo de la ciudad, fundado en 1565 por orden del Rey de España, como Hospital de la Misericordia de Nuestro Señor Jesucristo. Desde el siglo XIX adoptó el nombre de Hospital San Juan de Dios, con el que se le ha conocido hasta nuestros días. 

La instalación de hospitales en las recién fundadas ciudades españolas respondía a la mentalidad cristiana medieval, que enfatizaba la importancia del bien común y valoraba la solidaridad y la atención al menesteroso. Los hospitales, cuyo nombre viene de la palabra "hospitalidad", cumplían múltiples funciones, pues además de atender a los enfermos, eran auténticas casas de beneficencia que daban acogida a los desamparados. 

Desde los muros del viejo Hospital, el Museo de la Ciudad es un homenaje a todos los hombres y mujeres anónimos que día a día, a lo largo de los siglos, han ido construyendo la ciudad con trabajo, ideas, pasiones, alegrías, dolores, y con la enorme expresividad nacida de las diversas identidades que ellos encarnan. 

Por eso el Museo presenta la Historia a través de la vida cotidiana, porque sólo a través de ella se pueden rescatar y reconstruir las diversas identidades de los habitantes de Quito. Avanza su marcha por el tiempo, por todos lados de la urbe se ven capillas, cererías, pulperías y procesiones que avanzan por calles empedradas. 

El siglo XVII es fecundo para el avance de las actividades económicas e industriales. La ciudad de Quito crece en obras e ideas. Continuando con el recorrido se llega al siglo XVIII y su agitación política y social. El paseo concluye en los comienzos del, máquinas registradoras, cámaras fotográficas, ropa venida de París, inventos que llegan de Europa y un elegante carruaje negro cuentan la vida en esos años en que la urbe se comenzaba a volver cosmopolita. 

En el Museo de la ciudad existe una iglesia interior, considerada una joya del barroco quiteño del siglo XVIII. Es utilizada en actos oficiales, conciertos, conferencias, eventos protocolarios y cenas de gala.

Claustro Norte: Se destacan la pileta tallada en piedra y sus corredores rodeados por columnas ochavadas. Es el lugar ideal para almuerzos al aire libre y recepciones. 

Claustro Sur: Es un claustro del siglo XIX. Un lugar acogedor, con jardines que rodean la pileta y arcos de medio punto que embellecen sus corredores. 

Patio Contemporáneo: Está al aire libre, tiene una hermosa vista al Panecillo y al nuevo Paseo de la Avenida 24 de Mayo. 

La Ronda 

En Quito es un barrio histórico y emblemático de la ciudad. Su arteria principal es la calle Juan de Dios Morales, pero es más conocida por cómo los quiteños, ahora y siempre, la han llamado y conocen como la Calle de La Ronda. 

Antes de la Conquista fue un camino de la ciudad inca el cual partía desde una de las chorreras del Pichincha, llamada Jatuna, y recorría lo largo de la Quebrada de los Gallinazos, o Ullaguanga Huayco. En aquel entonces, este camino servía a los antiguos pobladores para acceder al agua de la chorrera y emplearla en usos domésticos. 

Será en tiempos de la Colonia que varios españoles ubicaron las huertas de sus casas al filo de la quebrada y esta se contaminó. Pero el tiempo pasaría y para el siglo XVI la quebrada vendría a servir como cantera, para finales del s. XVIII tanto indígenas, mestizos y blancos empezarían a construir y poblar esta calle, y para el siglo XIX la quebrada se rellenaría para convertirse en la actual Av. 24 de Mayo. 

Pero sería desde el siglo XVII que La Ronda empezaría a tomar la fama de hogar de artesanos y artistas, refugio de bohemios e incomprendidos, esto último especialmente desde finales del siglo XIX y comienzos del s. XX donde pulularon bares, cantinas y burdeles a lo largo de toda la calle. 

En esta calle habitaron y recorrieron varios personajes históricos, peculiares y característicos: desde algunos de los mejores escultores y artistas de la Colonia, los mejores panaderos, pasando por magnicidas, historiadores, precursores de la independencia como Eugenio Espejo, hasta locos, músicos, poetas, pintores y demás. 

Para finales del último siglo La Ronda se encontraba deteriorada, sus casas no habían recibido mantenimiento y así, uno de los sectores más vivos de Quito cayó en el olvido. Pero hace algunos años el Municipio comenzó la restauración de este barrio y en la actualidad se está tratando de revivir el espíritu bohemio, artístico e integrador cultural de La Ronda. 

En la actualidad existen algunos restaurantes de comida típica ecuatoriana, cafeterías literarias y bohemias, una legendaria picantería, además de una tienda de dulces tradicionales de Quito y un orfanato. Fabricantes de velas decorativas, sobadores, curanderos, músicos, se pueden encontrar en la calle de La Ronda junto con los famosos canelazos quiteños y las deliciosas empanadas de viento. 

De los diversos locales se destacan dos en especial: la Casa 707 y la Casa de las Artes de La Ronda. La primera se encuentra bajo dirección del Fondo de Salvamento del Patrimonio Cultural de Quito (FONSAL) y ha servido como escenario de numerosas presentaciones artísticas gratuitas, privilegiando a la música ecuatoriana. 

La Casa de las Artes de La Ronda es un centro cultural que fue creado con el propósito de albergar exposiciones artísticas y espacios de creación para futuros artistas, en otras palabras, busca rescatar el espíritu creativo de La Ronda. Se encuentra ubicado en las casas 989 y 999. 

La Ronda es otro más de los sectores legendarios y famosos de Quito. Éste, especialmente, por ser la zona preferida de los bohemios y artistas de principios y mediados del siglo XX. 

Iglesia San Francisco 

El conjunto de la Iglesia y Convento de San Francisco es un edificio católico que se yergue en medio del centro histórico de la ciudad de Quito, frente a la plaza del mismo nombre. La imponente estructura ostenta el privilegio de ser el conjunto arquitectónico de mayor dimensión dentro de los centros históricos de toda América, y por ello es conocido como "el Escorial del Nuevo Mundo". San Francisco es, además, una joya de la arquitectura continental por su amalgama de diferentes estilos armoniosamente combinados a lo largo de sus más de 150 años de construcción. 

Sobre sus tres hectáreas y media de superficie se han construido trece claustros (seis de ellos de gran magnitud), tres templos, un gran Atrio; en suma, aproximadamente cuarenta mil metros cuadrados de edificación. Allí se desarrollan múltiples actividades en la actualidad: las conventuales y religiosas, de atención pública en las áreas de salud, de comunicación, educativas y otras de corte popular que mantienen vivo al edificio. 

San Francisco atesora entre sus paredes más de 3500 obras de arte colonial, de múltiples manifestaciones artísticas y variadas técnicas, especialmente aquellas correspondientes a la famosa Escuela Quiteña de arte, que nació 

precisamente en este lugar. Completa esta riqueza cultural la magnífica biblioteca franciscana, descrita en el siglo XVII como la mejor del Virreinato del Perú. 

Al conjunto le precede una gran plaza, asentada en el escenario urbano más representativo de la ciudad: durante años la abasteció de agua de su fuente central; ha funcionado como mercado popular, como espacio de concentraciones militares y políticas, y como lugar de encuentro y recreación sociales. Se debe mencionar además un elemento arquitectónico destacado: la magnífica escalera cóncavo-convexa que comunica la plaza con el Atrio, en el que resalta la bella fachada manierista-barroca del templo mayor, origen de distintas soluciones de arquitectura americanas. 

Plaza de San Francisco 

Es un gran espacio público en el Centro Histórico de la ciudad de Quito, la capital de Ecuador, que está frente a La Iglesia y Monasterio de San Francisco (Convento de San Francisco), del que toma su nombre. La plaza fue construida sobre antiguas ruinas incas, entre ellas (1497-1533) el palacio del emperador Atahualpa y posteriormente fue un mercado. Los edificios frente a la Plaza de San Francisco incluyen, la fachada principal de la Iglesia y Convento de San Francisco, la Capilla de Villacís, la Capilla de Cantuña, y (en la esquina de la plaza) el Palacio Gangotena (Casa Gangotena). 

Centro Cultural Tiánguez 

Ofrece a sus visitantes la posibilidad de hacer un recorrido por el Ecuador diverso. El Museo-Tienda de artesanías, el Café Cultural, el museo Mindalae, las ferias artesanales y sus proyectos comunitarios hacen de Tiánguez una alternativa para el fomento y desarrollo de la cultura ecuatoriana. 

TIANGUEZ es un emprendimiento de Comercio Justo, llevado adelante por la Fundación Sinchi Sacha, constituida por empresas solidarias, orientadas a la generación de ingresos para la población de escasos recursos, a través de la comercialización de artesanías con identidad, la valoración del patrimonio natural y cultural y construir capacidades en los pequeños productores artesanales del país. 

Convento y Museo Fray Pedro Gocial 

Este convento fue fundado por el fray Jodoco Rique y fray Pedro Gocial miembros de la orden franciscana. El convento comenzaría con una pequeña capilla sencilla de techo de paja terminada el 25 de enero de 1536, el 25 de enero es el día de la conversión de San Pablo es por ello el nombre. 

Y esculturas con movimiento hierático es decir una pose rígida de meditación que no muestra mayor expresión. Las esculturas que veremos son la de: San francisco XVIII, Santa Clara de Asis XVI, Sto. Domingo de Guzman y San Francisco XVIII. Encontramos un libro misal romano XVII que se utilizaba para las celebraciones litúrgicas de domingos, un libro coral XVII este libro se colocaba en el Facistol. 

El Éxtasis de San Francisco y Santa Clara representando el climax que sienten santa Clara y San Francisco al encontrarse en oración. La Navidad en Greccio, representación del pesebre, una de las pasiones que tuvo San Francisco fue la adoración al Niño Dios. 

La Escuela Quiteña se caracteriza por la combinación y adaptación de rasgos europeos e indigenistas. Se puede apreciar que todas las imágenes de cristo poseen las tres potencias que significa que Cristo es omnipresente que está en todas partes, omnisciente que todo lo sabe y omnipotente que todo lo puede. 

La Traición de Judas, Jesús y Judas tallados en madera de balsa encarnada y policromada con accesorios de metal bañados en plata atribuida de igual manera al padre Carlos Siglo XVII al parecer las dos estructuras no fueron hechas por el mismo autor ya que podemos verlo en su calidad de acabados y en el color que le dieron a cada una. La Negación de Pedro, tallada en madera de balsa encarnada policromada y textil brocado. Un dato curioso de la escultura es que la cabeza de San Pedro se halla moldeada en la base de un cráneo humano, de un chico o una chica de 14 años. 

Encontramos también un sarcófago que representa al santo sepulcro en donde fue sepultado Jesús, en la época colonial servía para las procesiones con la escultura del señor de la buena muerte que se halla en la capilla de Cantuña posteriormente fue utilizada para velar a los frailes en el momento del sepelio. Y los cuadros del viacrucis de Cristo son pinturas en óleo sobre lienzo de Miguel de Santiago. 

Capilla de Cantuña 

Tiene una historia de cinco siglos. En su retablo se encuentra el grupo escultórico de El Calvario, atribuido a Bernardo de Legarda. 

El púlpito, tallado en madera cubierta de hojilla de oro, parece que también es obra de Legarda, quien habría intervenido en su elaboración hacia 1745. 

La capilla debe mucho a Bernardo de Legarda, El artista talló columnas, paños, friso, cornisa, arco, remate y elementos ornamentales, con encaprichado primor, y alojó en hornacinas y repisas hermosas esculturas. También el púlpito 

es obra primorosa de Legarda. De Caspicara está en Cantuña una de sus obras maestras: la Impresión de las Llagas. 

Comenzó su construcción apenas fue fundada la ciudad de Quito (1534), en terrenos aledaños a la plaza donde los indígenas realizaban el intercambio de productos. La iglesia fue concluida 70 años más tarde. 

Existen siete salas de exhibición: en la primera se encuentra la Génesis Franciscana; luego la Sala de la Procesión; la Sala de Bernardo de Rodríguez; la sala de Bernardo de Legarda; la Sala de Miguel de Santiago, más conocida como la Sala de la Evangelización; la Sala de Alabastro y la Sala de la Platería. 

El Púlpito: El púlpito es obra primorosa del artista Legarda. 

La Impresión de las llagas de San Francisco: Es una de las obras maestras de Caspicara, muestra la expresión del santo, sumido en el dolor y la iluminación. 

San Pedro de Alcántara: No menos impresionante es el San Pedro de Alcántara, durante mucho tiempo atribuido al Padre Carlos. 

Hay más estatuillas y tablas diseminadas por los retablos, es un recorrido como para nunca terminar de ver y asombrarse. 

Árbol genealógico de la familia Franciscana: En una pared contiguo a una grada se encuentra el óleo sobre lienzo más grande del museo, mide 7, 07 m de alto por y 4,15 m de ancho; tiene alrededor de 590 rostros, todos diferentes que representan el árbol genealógico de la familia Franciscana. Es por esta razón que en la parte inferior está San Francisco de Asís como raíz y fundador de la congregación Franciscana. Es un óleo del siglo XVIII, atribuido al Taller de Miguel de Santiago.


Iglesia de Santo Domingo 

En el año de 1541, el padre Gregorio de Zarazo, pidió terrenos al cabildo en nombre de la orden de los dominicos para edificar un convento. El sitio señalado por el cabildo para la iglesia y convento de los dominicos fue la Loma Grande, entre las quebradas de Manosalvas y las de los Gallinazos. En este lugar se levantaría un templo provisional. 

El arquitecto extremeño Francisco Becerra llega a Quito en 1581 y elabora los planos definitivos para la iglesia y convento. 

Francisco Becerra alcanzó solamente a levantar los cimientos pues debió viajar al Perú. Luego de unos años, en 1595, Fray Rodrigo de Lara ejecuta la construcción bajo el diseño de Becerra. 

La fachada de la iglesia es de estilo manierista. Fue construida de 1650 a 1680 aproximadamente. Se destaca sobre el amplio fuste de un muro fabricado de ladrillo y se compone de dos cuerpos: el bajo que corresponde a la entrada principal y el alto, a la ventana del coro. 

El primero está formado por un gran vano abocinado de arco rebajado, casi adintelado, en el fondo del cual se abre la puerta se abre la puerta de arco semicircular apoyado en las impostas de dos pies derechos en castrados en los muros. A los flancos del vano se encuentran dos columnas de fuste acanalado, y un capitel que quisiera ser compuesto, pero no llega a serlo por la desproporción de sus componentes. 

Las dos columnas descansan sobre grandes bases que han sido dobladas por haberse bajado y pavimentado la plaza, lo que la obligada no también a colocar cinco escalones más a los dos lados que tenía antes la entrada al iglesia. 

El segundo cuerpo descansa sobre el anterior y da la impresión de excesiva pesadez, ya que habiéndose adoptado como centro principal de la composición, una ventana tan pequeña como es la que aparece sobre la puerta de la iglesia, está forrado de una decoración desproporcionada, afín de llenar un espacio igual al ancho de la puerta. 

Se compone de tres partes: la central que corresponde un gran frontón triangular de gruesas moldura sobre dos semipilastras pareadas que descansa sobre inmensos modillones y las laterales, que repiten en pequeño el mismo motivo central, sólo que no jugar de la ventana, tiene nichos en donde se encuentran las figuras de Santo Domingo y San Francisco, con los escudos correspondientes a sus respectivas órdenes. 

En los entrepaños de las pilastras de la parte central, junto a la ventana, hay cuatro nichos con figuras muy pequeñas, corresponden a cuatro santos, 2 de la orden franciscana y 2 de la dominicana. A los lados de la puerta principal, se abrieron 2 puertas, que comunican a las naves laterales. 

La iglesia tiene en uno de los flancos una esbelta torre, reconstruida en su cuerpo superior hace medio siglo. Siguiendo la forma tradicional español, mezcla de la torre románica y del alminar musulmán, era uniformemente prismática cuadrangular, sin cambio de planta hasta su remate, con sus muros que se calaba por ventanas en cada frente, más multiplicadas cuanto más se iba ascendiendo, y terminada en un remate cupuliforme con forros de azulejos. 

La iglesia que planifico Francisco Becerra en 1581, fue muy sencilla, consto de una sola nave, y ábside con 5 pequeñas capillas de cada uno de los flancos, fuera de las grandes en la cabecera y en los extremos de los dos brazos de la cruz, cuyo crucero, de planta cuadrada y arcos apuntados, lo cubrió con una techumbre cupular octogonal. 

La iglesia tenía capillas abovedadas laterales y retablos labrados al fondo, bellísimo artesonado mudéjar en cedro, dorado y policromado, retablo de grandes proporciones. 

El templo, conformado inicialmente por la sacristía detrás del presbiterio, coro alto al pie y capillas independientes adosadas de los muros norte y sur, fue modificado en el último tercio del siglo XIX. 

A consecuencia del terremoto de 1868 la iglesia se encontraba en total ruina por lo que era inminente su reparación. 

La capilla mayor de la iglesia hoy está ensanchada, se destruyó el coro alto y se creó el bajo atrás del altar mayor eliminando la antigua sacristía construida tras del antiguo ábside rectilíneo, creando uno nuevo semicircular, y dando a toda esta capilla un aire de falso goticismo con su baldaquino de madera de arcos góticos, su cubierta de bóveda encamonada, de arista y sus ventanales del fondo, igualmente góticos.´ 

En el centro de la capilla principal, se encuentra un baldaquino neogótico, y en los brazos de la cruz, por un lado una puerta de entrada al convento y por otro la entrada a la Capilla de la Virgen del Rosario. El estilo neogótico del altar mayor del siglo XIX, no corresponde a la imagen general del templo de sobriedad clásica. 

Actualmente, dentro de la iglesia se conservan hermosos retablos como el de La Sagrada Familia, San Vicente Ferrer, Santo Domingo, San Jacinto, El Divino Niño, Santo Thomas de Aquino, El Señor de la Agonía, San Martín de Porres, entre otros en el que se resalta la potencia de su decoración en madera dorada. 

La mayoría de obras de la iglesia, son de finales del siglo XIX, pero también existen otras del siglo XVI, XVII y XVIII. Santo Domingo tiene obras de artistas talentosos como: Fray Pedro Bedón, Bernardo de Legarda, Bernardo de Rodríguez, Rafael Salaz y Luis Cadena. Existen también obras de autor anónimo. 

El templo también alberga capillas de extraordinaria belleza, como la capilla del Santísimo, la capilla de la Virgen de la Escalera y la capilla de la Virgen del Rosario. 

La capilla de la Virgen de la Escalera tiene su origen en la pintura de Fray Pedro Bedón del siglo XVI, separada de su muro y trasladada a un lienzo desde el convento dominicano de la Recoleta hasta la iglesia de Santo Domingo para protegerla. El Padre Pedro Bruning, diseñó y construyó la capilla interior. 

La Capilla de la Virgen del Rosario está ubicada en el crucero, hacia la derecha del altar. El padre Fray Pedro Bedón, insigne pintor quiteño del siglo XVI, y fundador de la Cofradía del Rosario, comenzó la construcción de una capilla para su asociación. 

Su plano de 1581, se atribuye a Francisco Becerra, la decoración del interior del camarín a Bernardo de Legarda. La capilla y arco concluidos en 1650 fueron el primer paso a desnivel de la ciudad. 

La capilla barroca, nace en el crucero de la iglesia a partir del arco toral. Su construcción fue posible cuando el cabildo concedió 4 barras de la calle pública que van de santo domingo a La Loma Grande para la construcción de la capilla y el Camarín de la Virgen. 

La capilla de la Virgen del Rosario se construyó sobre tres superficies desiguales unidas por graderías con arcos gigantescos rematados por cúpulas 

con linternas, en forma ascendente: primero el espacio de los fieles luego más elevado el presbiterio sobre el arco y rematando detrás del retablo mayor, el camarín, pasando la calle. 

La capilla está cubierta con cúpulas y el Camarín con una cupulina. Hay dos cúpulas de grandes proporciones, la una sobre la pequeña nave y la otra sobre el Camarín. Requirió arcos de cimentación que permitieron ubicar la cripta sepulcral, el arco de la Virgen y una galería para habitación. 

La hermosa capilla de la Virgen del Rosario, posee la imagen de la virgen que fue un obsequio de Carlos V a la ciudad de Quito. 

En el retablo mayor, el Sagrario estaba cubierto de espejos con molduras de plata y llevaba una cenefa con tres angelitos y un arco con otros cuatro angelitos sobre repisas clavadas en dicho arco. Este arco, lo mismo que la cenefa y los angelitos eran de plata. Dos de estos ángeles tenían los rostros y los brazos encarnados y llevaban en sus manos, incensarios. Otros dos, de madera y vestidos de oropel, con alas y guirnaldas de plata se hallaban colocados a los lados de la custodia. 

El nicho de la Virgen llevaba el mismo arco de madera que conserva hasta ahora, enchapado de plata y, sobrepuestos, los quince misterios del rosario en plata dorada, y, al pie, una rejilla de ocho piezas, siete candilejas y una cenefa muy bien labrada: todo de plata. Completaban la decoración de este arco, cuatro ángeles de madera sobre las correspondientes repisas, que hoy se encuentran sin ellos. En la parte interior del nicho se hallaban siete espejos encamonados con molduras de plata y en el fondo, dos puertas de cristal con seis grandes lunas en sus bastidores de madera, resguardadas, a su vez, por otras dos puertas de madera forradas de lienzo y pintadas. Dentro de aquel nicho estaba la imagen de la Virgen del Rosario sobre su pedestal de plata, teniendo a sus pies una media luna de plata y la espada, obsequiada por el Presidente García Moreno con la inscripción del triunfo de Jambelí. Seis angelitos de madera, con alas y guirnaldas de plata, sostenían en sus manos un gran rosario de oro. 

El nicho de la Santísima Trinidad estaba más o menos, como se encuentra ahora, con su arco de plata sobre pilares de lo mismo y una cenefa también de plata. Falta, sí, la lámina de jaspe con la Inmaculada Concepción que, con hermosa moldura, un lazo y un cerco de plata, se hallaba al pie de aquel nicho. 

Iglesia de la Merced 

Esta es la iglesia que actualmente vemos y que se inspiró en la iglesia de La Compañía de Jesús, pero modificándola en los aspectos arquitectónico indispensables para el uso de la comunidad mercedaria que, por su naturaleza conventual requería entre otros aspectos, de un amplio coro alto. Esta iglesia se levantó en honor a la Virgen María protectora de la ciudad después de las erupciones volcánicas del Pichincha que amenazaba con destruirla a mediados del siglo XVII. A la Basílica de la Merced se entra por la plaza del mismo nombre, la mejor vista del templo se tiene desde ese lado: el gran lienzo blanco sobre el atrio de piedra, la torre cuadrangular con aire arábigo en el cuerpo superior y remate; la cúpula central, airosa y los cuatro cupulines con linterna sobre el lienzo. La puerta de acceso tiene un representativo marco de piedra: pilastras de nichos intercalados y adornos tan caros para los canteros indios. 

Iglesia de San Agustín 

La construcción de la iglesia y del convento de San Agustín concluye en 1650 por obra de Juan del Corral. Su diseño estuvo en manos del Arquitecto Francisco Becerra, quien construyó la Catedral del Cuzco. En 1895 el convento se transformó en cuartel militar, fue un período de confrontación entre conservadores y liberales. En el corredor Oriental se encuentra la histórica Sala Capitular, en donde funcionó el Aula Magna de la Universidad de San Fulgencio (la primera de Ecuador). En 1586 se dictaban clases de Teología, Filosofía y Bellas Artes. 

Las piedras utilizadas para levantar el convento de San Agustín se obtuvieron del majestuoso volcán Pichincha. Sus paredes sirven de galería, en las que se puede detallar la vida y milagros de San Agustín, a través de un admirable complejo de 25 lienzos de Miguel de Santiago. La Iglesia de San Agustín es una de las más coloridas de Quito por sus trazos modernos y alegres al óleo. “La Regla” es una importante obra del siglo XVII elaborada por Miguel de Santiago, se encuentra al lado derecho al interior de la iglesia. En el lado izquierdo “La Conversión de San Agustín”, obra de Luis Cadena en el siglo XIX. Además prevalecen esculturas del siglo XVIII distribuidas en tres salas del importante Museo Miguel de Santiago. Algunas obras talladas en madera y cubiertas en pan de oro son: San Miguel, San Rafael, El Niño. 

Cima de la Libertad 



Un tour histórico cultural comprende el Templete de los Héroes en las faldas del Pichincha, sitio histórico donde se realizó la batalla del 24 de Mayo de 1822, que selló la Independencia de Quito. 

Aquí se aprecian los uniformes de los soldados de diversas naciones de Latinoamérica y Europa que lucharon junto a nuestros patriotas contra el ejército español. En el Museo Templo de la Patria están expuestos, en su parte exterior, bayonetas y cañones utilizados por las tropas patrióticas y se pueden apreciar varios murales donde están representados momentos y hombres destacados en la consecución de la libertad americana. 

El Panecillo

Su nombre fue otorgado por los españoles en su Conquista ya que la colina posee un parecido con un pequeño pan. La historia cuenta que antes de su llegada a esta loma la llamaban “Shungoloma”, palabra quichua que significa “loma del corazón”. De acuerdo a una leyenda, en tiempos pre-incaicos, miembros de la cultura Karas construyeron ahí un templo en honor al sol y uno en honor a la luna en San Juan, la loma levantada al costado opuesto. El general inca Rumiñahui habría destruido estos dos templos cuando sus tropas fueron forzadas a retroceder por el ejército español. Otro nombre con el cual se le denominaba en tiempos prehispánicos fue Yavirac. Este mirador se encuentra a una altura de 3035 msnm. y para Quito representa la división entre el norte y sur de la ciudad. Al visitarlo podemos encontrar en la cima a la Virgen de Quito que fue construida en 1976 por el artista español Agustín de la Herrán Matorral. “Esta escultura tiene 45 m. de alto y es una copia a gran escala de la escultura de La Virgen de Quito de Bernardo de Legarda, que se muestra en el altar principal de la iglesia de San Francisco.

Está construida con alrededor de siete mil piezas de aluminio. Se puede subir por su interior para lograr una vista aún más espectacular de la ciudad”. Además en este mismo lugar se puede encontrar a la Olla del Panecillo que fue una especie de cisterna circular de ocho metros de profundidad que fue utilizado para el riego de sembríos. Durante la dominación española, el lugar sirvió para recolectar agua lluvia destinada al riego de los jardines de la mansión española Bellavista y luego fue utilizado como sitio de defensa de las tropas coloniales durante la batalla libertaria de Pichincha, el 24 de mayo de 1822. Dentro de las opciones mencionadas para visitar en la cima del Panecillo, también encontrará comida tradicional, restaurantes, artesanías, áreas de juegos para los niños, así como también parqueaderos. Para subir hasta el mirador a pie, puede utilizar uno de los accesos más importantes que parte desde la calle García Moreno o, si se encuentra en un vehículo, puede avanzar utilizando la avenida Melchor Aymerich, única vía que lo conecta con la cúpula. Además, de no tener transporte privado, se puede recurrir a dos tipos de unidades de transporte urbano que transitan a través del centro de Quito por las calles García Moreno y Chile, de la ruta Altamira – Cima de la Libertad o el recorrido Jesús del Gran Poder – Cima de la Libertad. 

Santuario de Guápulo 



En pequeña planicie en los contrafuertes del lomerío que separa Quito del valle de Tumbaco, a la vera del camino que siguió la expedición de Pizarro que descubrió el Amazonas, rodeado de quebradas hondas, está el santuario de Guápulo, por siglos sitio de peregrinación devota de las gentes quiteñas. 

La imagen de Nuestra Señora de Guadalupe que allí se honra fue tallada por Diego de Robles y policromada por Luís de Rivera. Al principio no hubo sino una ermita. En 1596 el obispo López Solís, muy devoto de la Virgen de Guápulo, le edificó iglesia. Medio siglo más tarde, en 1649, se comenzó, bajo la vigilancia del H. Antonio Rodríguez, la actual. El templo, amplio y noble, es de una sola nave, con planta de cruz latina de 60 por 27 metros, presidida por gran cúpula central. La fachada conjuga un neoclásico sencillo, con original espadaña de dos cuerpos superpuestos. Debido a flagelos, la gran nave se ofrece casi desnuda de ornamentación, como no sea la de resalte geométrico con reminiscencias mudéjares y el friso que corre a lo largo de los muros. Resto de antiguas grandezas es el púlpito, tallado por Menacho en 1716, justamente celebrado como uno de los más bellos del Nuevo Mundo. 

Concluida la parte arquitectónica del santuario, para la obra pictórica se llevó a Guápulo a Miguel de Santiago y al joven Nicolás Javier Goríbar. De éste queda un retablo firmado, en el templo. Miguel de Santiago pintó lienzos para los marcos de los retablos y cuadros con asunto de los milagros de la Virgen. Estas telas constituyen uno de los momentos fundamentales del arte quiteño. El artista, al tiempo que refería la anécdota, evocaba escenas del tiempo, situándolas en un ambiente entre trágico y mágico. Realismo mágico americano, tenso dramatismo, alucinantes efectos, hacen de esta serie lo más vigoroso y personal de la obra del gran pintor 

Ciudad Mitad del Mundo 



La Ciudad Mitad del Mundo, ubicada a 15 kilómetros al Norte de Quito, es la ciudad turística, comercial y científica más pequeña del Ecuador. Es uno de los lugares de mayor interés para los visitantes nacionales e internacionales. En su interior se encuentra el Monumentos Ecuatorial, posado sobre la Latitud 0º0’0”, en el cual se puede estar en dos hemisferios al mismo tiempo. Su arquitectura está basada en una muestra característica del estilo colonial. La Ciudad Mitad del Mundo está ubicada sobre una línea Ecuatorial o Equinoccial, en un valle encantado, donde se divide el planeta en dos hemisferios: Norte y Sur. Además es el punto de encuentro de las más coloridas exhibiciones de la cultura y arte popular. El Monumento Ecuatorial, se encuentra localizado en la latitud cero grados cero minutos y cero segundos. Denominado así por su forma piramidal– cuadrangular con sus cuatro monolitos en los ángulos, tiene la orientación geográfica de los cuatro puntos cardinales. En el interior del monumento se encuentra el Museo Antropológico y Etnográfico, donde se puede conocer más sobre la historia y los grupos étnicos de las 4 regiones del Ecuador. Además se puede observar documentos, mapas y actas de la Misión Geodésica Francesa. 

Al ingresar a la Ciudad Mitad del Mundo se encuentra una avenida en la que se destacan bustos en piedra de los miembros de la Misión Geodésica Francesa que visitó el territorio ecuatoriano en el año 1736 para participar de la medición del meridiano. A la izquierda de la avenida, se puede observar cuatro Pabellones, el de España, el de Francia, el de Alemania y por supuesto el de Ecuador; cada uno de ellos exponen una temática científica y cultural. Además cuenta con otros lugares de interés como pequeñas callejuelas, casas entejadas, un sitio de encuentro artístico y cultural que es la plaza central, la capilla y la plaza de toros. Alrededor de la plaza central, se encuentran locales comerciales, en donde los visitantes pueden observar y comprar una gran variedad de artículos como ropa, artesanías en cuero, piedra, madera y tagua. También cuenta con joyerías, galerías de arte, agencias de viaje, heladerías, cafeterías y restaurantes. 

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